Trabajamos y trabajamos sin parar, sin control, pero… ¿para quién trabajamos? Seguramente contestarás que para nosotros. Sin embargo, pasan los años, ¿y qué te queda para afrontar una cómoda jubilación…? Es un tema duro del que no nos gusta hablar en familia o en pareja y necesitamos hablarlo porque el tiempo pasa deprisa. Además, el tener claro nuestros objetivos financieros nos ayuda a trabajar con sentido.
Por lo tanto, la primera pregunta que debemos hacer es ¿cuánto dinero necesitaremos cada mes una vez dejemos de cambiar tiempo por dinero? O bien ¿dejarás este importante aspecto en manos de una pensión que te pague el Estado? Yo no lo haría. Siempre es mejor depender de uno mismo que de un tercero. Sigamos con los pasos, el primero es definir qué dinero quieres recibir mes tras mes mientras disfrutas de tus 24 horas, para realizar lo que siempre has pospuesto. Para unos serán: 2.000 €, para otros, 3.000 €. Espero que no tengas que depender de nadie y que pronto empieces a poner tu dinero a trabajar
Si quieres recibir 2.000 € mensuales, esto supone 24.000 € anuales, y si tienes inversiones que te proporcionan un 8 % anual, tan solo necesitas 300.000 € invertidos para que recibas cada mes dicha mensualidad. Si logras conseguir un 20 % anual realizando operaciones inmobiliarias mixtas: alquiler y plusvalías por ventas (10 % por ingresos de alquiler anual y 10 % por operaciones de compra y venta apalancado para que no tengas que hacerlo tú pues estas jubilado), entonces el capital que necesitas es de tan solo: 122.000 €
Por está razón me gustan los inmuebles, porque te permiten comprar tiempo. El secreto está en combinar estrategias de corto y largo plazo. Sigamos hablando de la jubilación: se produzca cuando se produzca, recuerda que necesitarás dinero para:
- Gastos cotidianos
- Pagos de tarjetas
- Impuestos
- Viajes
- Aficiones
- Lujos o pequeños placeres
- Hijos y/o nietos
Recuerda que deberás tener en cuenta la maldita inflación. Un español que hoy en día necesite 50.000 € al año para cubrir sus necesidades, necesitará aproximadamente 78.000 € en 20 años y 98.000 € en 30 años con una inflación media del 3 %.
Otro aspecto es el horizonte temporal. Es decir, tu esperanza de vida. Pura estadística. Actualmente si hoy tienes 60 años, la esperanza de vida es de 85 años. Si tienes 65, 86 años, y si tienes 70, 87. No somos inmortales. Si lo fuésemos necesitaríamos mucho más dinero.
Y la pregunta del millón ¿cómo vas a financiar tu jubilación?
¿Seguirás trabajando como hace mucha gente al jubilarse para poder mantener su estilo de vida? ¿O bien dependerás del Estado, o tendrás negocios, activos o inmuebles que te aporten rentas constantes?
La diferencia entre tus ingresos y tus gastos totales dan como resultado tu ahorro neto. Si es negativo (como ocurre con muchos jubilados o con personas a punto de jubilarse con grandes patrimonios), podrías necesitar más retornos de tu cartera de inversión para garantizar que puedes cubrir todos tus gastos.
Existe una diferencia clave entre renta y efectivo. La renta es el dinero que se recibe y el efectivo es el dinero del que se dispone. Por ejemplo, los dividendos y los cupones que pagan los bonos se consideran rentas, y así deberías reflejarlos en tus declaraciones tributarias. Estas son dos fuentes aceptables de dinero. Pero si confías en ellas exclusivamente, podrías quedarte corto.
Por otro lado, vender una acción también genera efectivo. Cuando vendes una acción, la diferencia entre lo que pagas y lo que obtienes se considera una plusvalía (o minusvalía).
Conclusión: A la hora de costear tu jubilación, sería sensato centrarse en la rentabilidad total de tu cartera y en la generación de efectivo, con independencia de donde proceda el dinero que tienes ahorrado, de la venta de valores o de rentas periódicas. Sin embargo, antes de poder generar una renta, tendrás que decidir qué activos integrarán tu cartera.
Algunas inversiones que pueden ser fuentes de ingresos son:
1. Bonos del estado
2. Dividendos de acciones de terceros
3. Planes de pensiones y planes de ahorro
4. Dividendos de participaciones de empresas propias
5. Inmuebles
6. Otros
Simplemente para de trabajar y diseña tu jubilación. Quizá esté más cerca de lo que crees. Nunca se sabe.
Acabo con una anécdota de inmuebles que ocurrió en la realidad:
“El dueño de un pequeño negocio, amigo del gran poeta brasileño Olavo Bilac, cierto día lo encontró en la calle y le dijo:
—Señor Bilac, necesito vender mi casa, la que usted tan bien conoce. ¿Podría ayudarme a redactar un anuncio para publicar en internet?
Olavo Bilac tomó lápiz y papel y escribió:
«Se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboledas, rodeado por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo. La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en el balcón».
Algunos meses después, el poeta se encontró con el comerciante amigo y le preguntó si ya había vendido el lugar.
—No pensé más en eso —dijo el hombre—. Después de leer el anuncio, me di cuenta de la maravilla que tenía.”


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