En Inglaterra se cuenta que ocurrió realmente lo siguiente:
«Mr. Anthony Eden, primer ministro inglés, conocido por su elegancia, acudió un día al parlamento con un traje recién estrenado.
A su paso surgieron comentarios.
– Bonito traje, Mr Eden -le saludó el portero.
– Menudo terno, Anthony -comentó su compañero de escaño.
– ¡Buen paño Mr. Eden!
– ¡Qué elegante luces hoy!
– ¡Un traje muy original!
– ¡Te hace muy buena figura!
Cuentan que, al llegar a su casa, Mr. Eden se quitó el traje recién estrenado y nunca más se lo volvió a poner, diciendo: «Un hombre elegante nunca ha de hacerse notar por el traje que lleva, si no por su forma de ser, por su persona, por sus hechos.»
¡Seamos naturales en todo! no busquemos la constante aprobación, seamos nosotros mismos con nuestras virtudes y defectos, pero hoy quiero hablarte de otra cosa, de los deseos. El mundo esta lleno de ellos, lleno de personas con miles de anhelos, sueños e ilusiones. Hay tantos deseos como estrellas en el firmamento.
Antes de que consigas que tus deseos se cumplan, debes decidir qué deseas. Cuando la gente no obtiene lo que desea de la vida, suele ser porque no saben lo que quieren. Trabajan, una semana tras otra, y sueñan con la buena vida, pero rara vez formulan una idea clara de lo que aquella «buena vida» debiera ser. Aún siendo personas competentes y trabajadoras, carecen de objetivos. Les han enseñado a disparar un arma, pero no les han enseñado a apuntar.
Quizá la verdad más asombrosa acerca de la naturaleza humana es que cualquiera puede hacer algo realmente notable en la vida si tiene algo realmente notable que hacer. Cuando decides lo que quieres hacer, el resto viene por añadidura. Te levantas todas las mañanas con una razón para salir de la cama. Tus días poseen un significado porque les das contenido con un quehacer trascendente. Eres capaz de beneficiarte de tu talento, tu tiempo y tus oportunidades porque tienes un proyecto, una meta, un sueño. Sin este proyecto, el asombroso poder que tienes para satisfacer tus propios deseos permanece desactivado, aparcado en segunda fila, con el motor encendido pero nadie al volante.
Al contrario, cuando tienes este proyecto, pasarás suavemente los cambios y viajarás a velocidades que superan en mucho tus espectativas. Coge una hoja de papel y escribe esta pregunta (con tu pareja o tú sol@):
¿Qué desearía realmente de la vida si estuviera absolutamente segur@ de poder conseguirlo?
Escribe cualquier cosa que se te ocurra. No pares de escribir durante al menos dos minutos. Puede que te resulte útil pensar en aspectos específicos de tu vida. Por ejemplo, ¿qué deseas de tu trabajo? ¿De tu vida doméstica? ¿De tus relaciones? ¿Qué tipo de salud deseas tener? ¿Qué tipo de físico? ¿Qué tipo de impacto te gustaría tener en el mundo?
Acabas de crear tu primera lista de deseos. Es una buena idea trabajar con un solo deseo cada vez, de modo que tienes que decidir con cuál tema de tu lista deseas empezar a trabajar. Este es el procedimiento:
Lo primero es numerar los temas de tu lista. ¿Cuál es más importante para ti? Ordenalos todos de mayor importancia a menor. El primer deseo se ha convertido en tu primera opción. La has comparado directa o indirectamente con todos los otros temas que has preferido en cada ocasión. Ahora escribe un gran «Nº 1» al lado. Es el primer deseo que convertirás en realidad, no algo que vas a intentar, ¡no!, lo repito, es tu primer deseo que vas a covertir en realidad.
Este proceso de establecer prioridades se denomina «selección de burbujas» porque permite que el tema más importante aflore a la superficie de tu lista, de la misma manera que las burbujas suben a la superficie en un copa de champán. Yo practico este sistema desde hace años y me encanta porque me permite reducir incluso las decisiones más complicadas a una serie de elecciones sencillas entre varias alternativas.
Continúa y define cuál es el segundo tema en importancia en tu lista de deseos. Descarta tu primera opción porque ya la has clasificado. Piensa en los temas que quedan, y compara solo dos a la vez. Cuando acabes con la segunda revisión, habrás seleccionado tu segunda opción, el segundo tema o deseo más importante para ti: escribe «Nº 2» al lado. Y así sucesivamente. Tómate tiempo en hacerlo, no corras. No estás descartando ninguna opción, sino sólo decidiendo cuál es el deseo que quieres trabajar en primer lugar, cuál en segundo lugar, y cuál en tercero.
Recuerda esta anécdota:
«En una ocasión, un filósofo europeo grabó este mensaje en su contestador automático:
– Este aparato está programado para formular dos sencillas preguntas: ¿Quién eres y qué quieres? La mayoría de las personas viven toda su vida sin contestar a ninguna de las dos.»
Las personas que más éxito tienen en conseguir que sus deseos se cumplan son personas que saben quiénes son y qué quieren. Eligen deseos que las ayudan a realizarse en la vida. Con el fin de sacar el máximo provecho de tu asombroso poder de conseguir que tus deseos se cumplan, lo primero que tienes que hacer es definirlos, listarlos y luego escoger los más importantes.
Claro que no basta con esto, luego habrá que trazar un plan de acción por escrito. Un momento, te estoy viendo, te estoy escuchando:
– ¡Bueno Juan! Sí, vale, eso está muy bien. Yo sé lo que quiero, lo tengo en mi cabeza, pero no lo consigo.
Exactamente, piensas que lo quieres, pero hace falta escribirlo y trazar un conjunto de acciones por escrito para su consecución. Con paciencia, con ilusión, sin ansiedad. Mira en tu vida, mira hacía atrás, ya lo has hecho antes en tu vida, ¿yo?, sí, tú. Mira a tu pareja, ¿cómo conseguiste que se enamorará de tí?, tu coche de ahora, tu casa, tu hijo-a, todo lo que tienes apareció en tu vida como un fuerte deseo. Cuando escribes algo, cuando haces un plan de acción, cuando tienes ilusión, ganas, trabajas para ello sin importar los resultados (haces los deberes), entonces de repente los deseos se cumplen.
Recuerdo cuando me enamoré de Belen, mi mujer. A los 3 meses de estar juntos en 1.995, apenas sin conocernos escribimos en un papel el nombre de nuestro primer hij@: Sara. Pasaron 4 años y el 23 de Septiembre de 1.999 nació ella, nació Sara. ¿Casualidad? No lo creó. Siempre en mi vida, y seguro que en la tuya también, cuando has deseado algo con fuerza se ha cumplido. O quizá ¿no estabas tan segur@ de lograrlo?
Mucha gente se acerca a la Bolsa, a la Escuela de Inversión, a Traders International y nos preguntan: ¿Pensaís que podré lograr vivir de la Bolsa?, en sus mails, en sus llamadas, en su voz vemos que no hay un ardiente deseo, que no está escrito en un papel. Queda trabajo por hacer, falta esperanza y que tu deseo crezca, es parte de nuestro trabajo. He visto tanta gente que ha tirado la toalla porque a los pocos meses no habian conseguido lo que querían, existían dudas, temores y poca paciencia.
No te conozco, no sé quien lee este post, pero lo que sí sé es que por muy grande que sea tu deseo, si lo escribes, le das forma, juegas con él, te diviertes, le hablas, le cantas, y sobre todo sigues disfrutando mientras intentas conseguirlo, tarde o temprano llama a tu puerta y te dice:
– ¡Hola! hoy es Miércoles, soy tu deseo. Aquí estoy para ti, te lo has ganado.
No es magía, no es illusión, no es religión. Es saber enfocar, mantenerse concentrad@ y de igual forma que cuando estas embarazada miras a tu alrededor y dices:
– ¡Guauu! veo embarazadas por todos lados.
O cuando te compras un coche de la marca Toyota, y dices:
– ¡Vaya! Cuántos Toyota veo.
Estaban ahí antes, siempre han estado, pero tú no los veías. Ahora estás enfocad@ y todo aparece.
Sigue con tus deseos, dales todo tu amor y cariño, no les insultes, no les maldigas, no les exijas que vengan mañana Domingo. Vendrán, seguro. Pero tú haz los deberes: tu plan de acción.
Gracias por seguir aquí. Un fuerte abrazo. Te dejó con un nuevo Video/Audio.
Video/Audio: «Cómo tomar mejores decisiones»
Duración: 07.39 minutos.
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